martes, 19 de junio de 2012

EL MITO






Estando en medio de una amorosa luz pude ver y escuchar a modo de alegoría una pequeña historia:



“En un tiempo que no recordarás aún, te encontrabas observando junto a tus hermanos el gran abismo azul donde la vida manifiesta se agitaba como un mar lleno de sonidos y colores. Tu inquietante pregunta se hacía cada vez más fuerte y se iba convirtiendo en una voz que como un grito inaudible atravesó el espacio solar y llegó a los oídos de los Maestros. Y ellos entonces, permitieron que uno de “aquellos” que sirven a la oscuridad te hablara desde el “otro lado”, retándote a encontrar respuesta a tu pregunta por ti mismo.



Tus hermanos preocupados te dijeron:

-              No escuches y conténtate con la respuesta de nuestros Señores de la Verdad.

-              Hermanos míos, ¿Acaso conocen la agonía de mi ser al no poder servir de mejor manera a aquellos que perdidos deambulan por las aguas del abismo azul? ¿Cómo servirles mejor que desde aquí, cómo, si no sé de sus penas más que los horrores que escucho de nuestros guías?

-              Si accedes a la tentación de aquel Espíritu pérfido, puedes caer como una vez cayeron “Aquellos que por su voluntad decidieron asumir la pena de muchos para crear la Escalera del Ascenso al Supremo” ¿Estarías dispuesto tú, amado hermano nuestro, a aceptar tremenda carga, y olvidar tu origen para servir al que sufre viendo que sufre por su propia mano?

-              Si hasta los rincones de la más profunda oscuridad caigo para enseñar el sendero de retorno, no sería en vano mi sagrada entrega; más no es allí donde hallaría respuesta a la pregunta que me agobia sino tal vez, en las propias bocas de los encarnados…



Un silencio de asombro y de piedad inundó las cumbres de la luz solar y los hermanos de aquella criatura, que eras tú, te rodearon tratando de disuadirte de tu inquietante duda. Depronto se escuchó  una voz intrusa que perturbó los bordes de las cumbres y puso en alerta los oídos de los seres que allí tenían su morada:

-              He sabido que tu corazón inquieto ha llegado hasta nosotros.

-              ¿Qué voz de fuego me habla como si su llama buscara sedienta quemar mis inquietudes?

-              De dónde vengo no importa ni tampoco quien soy. Los Señores de la Verdad me han concedido permiso de acercarme a los Hermanos Mayores de aquellos por quienes sientes tanta piedad, esos con quienes “nosotros” nos deleitamos sumergiéndolos en las profundas aguas de su abismo azul, el Océano que ellos llaman “vida”; vengo a visitarte y preguntarte qué tanto anhelo tienes de una respuesta…

-              Más que una respuesta, como tu mismo has dicho, mi corazón se agita por encontrar el modo de servirles  como un pequeño lazo de ascenso para que, los seres como tú que pretenden hundirlos, no puedan dejarlos allí en medio del dolor por tantas eras…



La maligna, pero ignorante voz, soltó una ruidosa risa de burla ante tus palabras.

-              Ustedes siempre piensan en eso, parecen entes sin dominio de si mismos, destinados tan solo al llamado “servicio” y pobre de ti que no conoces que es tener que decidir y discernir como lo hacen “aquellos que habitan el abismo azul”.

-              No envidio su condición, ni puedo hacer otra cosa que emitir nuestra innata luz de amor por aquellos que lejos de nosotros y del Supremo, no conocen otra existencia que la del dolor. No puedes pedirme algo para lo cual no he existido. Es como si pidieras a un árbol de uno de los mundos a que diera un fruto distinto para lo cual ha nacido. Nuestra naturaleza es luz y nuestro designio es servir a la evolución de “aquellos”…

-              ¿Y así es que buscas una “mejor manera de servir? ¿Acaso no estás conforme con hacerlo como hasta ahora y con dicha condición que te ha correspondido?

-              No reniego de mi condición, ni me parece insuficiente mi manera de darme, es solo que desde hace un tiempo vengo observando detenidamente a muchos seres del abismo, cuyas almas saltan cada vez más rápido de una experiencia a otra y percibo su angustia y su desgaste, veo el remolino y el laberinto cada vez más complejo en el que se hunden, dándome cuenta de cómo se hace más difícil la salida.

-              Hacemos bien nuestro trabajo, ¿no es tarea nuestra acaso probarlos y probarlos hasta hundirlos en nuestros socavones?

-              Si, entiendo que esa sea su tarea, pero, como tantos de los Hermanos Mayores nos han dicho, entre más débiles se tornen a causa del sufrimiento que se generan, más difícil les resulta su retorno al Supremo. Uno de Ellos les mostró un camino recto para liberarse del dolor y ni aún así han logrado alejarse un ápice de él. El sufrimiento de “aquellos” es una daga que punza sol a sol el corazón de sus Maestros…y también el mío.

-              ¿Tanto los “amas” que hasta ti llega su dolor?

-              Tal vez sea así, y por ello…

-              Y por ello quieres caer…



Una heladez cubrió las cumbres como si el sol mismo se hubiera opacado ante la insinuación del oscuro ser.

-              Mi Señor El Oscuro, te ha invitado…, dice que podrías estar con él un tiempo y “conocernos” antes de decidir si convertirte en una Mónada encarnada.



Tus hermanos se acercaron a ti de nuevo diciéndote:

-              Mira el abismo, hermano nuestro, míralo de nuevo y piensa muy bien antes de decidir.



Entonces, el maligno te dijo:

-              ¿Cómo puedes conocer de su dolor si no lo has vivido? ¿Cómo puedes hablar de un Sendero sino lo has andado? ¿Cómo desea tu corazón ayudarles a ascender si tú mismo no les muestras como hacerlo? ¡Ay! criatura inocente, no escuchas como gritan desde el abismo aquellos llenos de dolor juzgando porqué desde allí ustedes, ausentes de su desgracia, no se han atrevido a pasar por lo que ellos pasan. ¿No escuchas como presos del odio y la arrogancia emiten quejas de ustedes, quienes con manos llenas de amor insisten en conducirlos por el bien, pero ellos ciegos piden que ustedes, “los de arriba”, se dignen en conocer el infierno que los atrapa todos sus días y sus noches? Escucha, criatura de luz, escucha bien, como ellos les dicen: “Vengan y ayúdenos, vengan y prueben de la misma hiel y el vinagre que esta realidad nos hace beber” ¿Acaso no repiten algunos al Supremo cada día “venga a nosotros tu Reino” y, entonces, los que habitan dicho “reino” no se han de condoler dando un paso más por su infinito amor para ser como un bálsamo que mitigue el sufrimiento de aquellos desgraciados heridos por nuestras manos?



Una lágrima invisible asomó por tu rostro de luz y en vista de tu condición, tus hermanos respondieron por ti:

-              Esa es la misión de los Hermanos Mayores, aquellos que ya han pasado las pruebas y gozan de la enseñanza directa de los Señores de la Verdad.

-              Pero, ¿No gozan ustedes también de ese privilegio, no escuchan a diario la “dulce” voz de su Madre Solar que los conduce cual rebaño fiel a prodigar amor y bienes a los que en los abismos viven?. Además esta guerra que aquí abajo tenemos con ustedes ya no está compensada, no es interesante ya hacer caer a esos pobres, casi tan hundidos como nosotros. Se ha apagado la sed de sangre derramada, porque ellos mismos nacen con ella y nuestras insinuaciones se acogen como algo tan natural que ha perdido el encanto propio de los que nos deleitábamos ante el esfuerzo de persuadir para el mal un alma noble y justa; estas escasean y el juego del terror y la maldad nos parece ahora endeble– Luego dirigiéndose a ti te dijo – Yo no vine a persuadirte, solo vine a cuestionarte. Si en verdad tu amor ha sobrepasado el límite que te mantenga sujeto a esta Realidad, entonces sigue tu propio llamado; no en vano no fue mi Señor El Oscuro quien me envió, sino con su permiso, fui enviado por los mismos Maestros, a quienes ya no podemos probar. No te pruebo a ti, pues tampoco caerías por mis insinuaciones, ya que en ti no habita un grano de maldad, tu pureza nos hace inmezclables…mas era necesario usar mi natural perspicacia para conocer tus intenciones…

-              ¿Y de qué me quieres advertir? ¿Qué buscas hacerme ver?

-              De que si es tan fuerte tu entrega, deberás materializarla, dejarla libre de la cárcel de las ideas y llevarla al mundo de los abismos…Allí y sólo allí cobrará materia y forma, carne y sangre y podrás conocer lo que los Maestros una vez probaron, el sendero cruel y doloroso, la vida como se conoce en el Océano de las Mónadas amadas del Supremo.

-              Sé que es una realidad ilusoria y difícil de comprender, pero ya nada puedo hacer ante este llamado que es más fuerte que los pies que me sostienen sobre estas cumbres de luz y de armonía.

-              Entonces, si así es, te dejo, y que el libre albedrío que ha todos nos ha otorgado la Suprema Ley, te cobije ahora a ti para que decidas como hacer lo que tengas que hacer.



Como una ráfaga de sombras, la voz abandonó aquellas cumbres y te dejó en medio de su inmensa luz, con el corazón rendido ante tu Misión. Nuevamente el profundo silencio de lo que llaman “aquellos”, los que tanto amas, “El cielo”, te llenó de paz y como una hoja sutil y seca, caída cual semilla del árbol de las Cumbres de la Luz, tu Ser se despojo de su Sagrada Esencia y flotó en medio de los brazos de tu amada Madre Solar



Entonces Ella te acogió diciéndote con la misma voz que hasta hoy no te ha dejado, esta voz que ahora te habla y te hablará hasta que a mis brazos retornes:

“Hijo, te entrego ahora a la “otra vida”, has visto ahora lo que llegará, y aunque no lo recuerdes mientras lo vivas y algunas encarnaciones pasen para que sea revelado a ti tu origen y tu renuncia, conoce que estaré a tu lado en cada segundo de esta nueva prueba. Tu has decidido lanzarte a esos mundos, has de jugar entonces con las múltiples formas que El Supremo ha creado de Sí Mismo, has de enrolarte en la actuación de esta vida como en una historia, un cuento que me narrarás a diario con tu llanto y con tu risa, y los amarás más y más a ellos cuando sepas de sus desdichas pero también de su inigualable belleza, solo visible para los que han visto con los ojos del corazón,  con los ojos del Amor.

Que tu amor sea tu espada, que venzas las tinieblas que a ellos los rodearán ante tu presencia, que inicies conociendo lo más bajo de ellos y sus terribles miedos y batallas, que sufras a su mismo nivel para que tu compasión crezca y su amor se asiente aún más en tu ser como un faro que no te deje rendir ante las miles de pruebas que se avecinan. Que puedas descubrir en medio del Silencio de tu Ser las armas para vencer al Oscuro y que venciéndolo a él todas sus criaturas estén bajo tu dominio para proteger a los encarnados que vayas aprendiendo amar con tu cuerpo y sangre y con las máscaras que debas ponerte como vestidos sin los cuales no podrías andar el inhóspito territorio de aquella realidad. Ve a dibujar sueños en los ojos de los niños, ve a sembrar sonrisas en los rostros desvalidos, ve a acariciar los corazones fríos que como témpanos han permanecido sepultados en las aguas heladas de la indiferencia, despiértalos en su dolor, pues ya tanto sufrir los ha enmudecido y dejado insensibles ante todo lastre de maldad. Ve y llénalos con tu dulce amor, y cuando débil te sientas, recuerda que estaré aquí, junto con tus hermanos, a quien sin darte cuenta llamarás “los de Arriba” y estarán cerca de ti en momentos de peligro, temor y enfermedad. Yo te alimentaré con mi aliento, yo evocaré las dulces melodías que antes escuchabas y así te haré recordar muy lentamente y te daré mi consejo y tu conciencia no estará tan lejos de la mía. Te inspiraré para que ellos se inspiren también y se acerquen a lo bello, te soplaré sabiduría para que no ceses de pedírmela y así, sin estar jamás solo, podrás vencer el miedo que te atrape y podrás subir la Escalera del Retorno jalonando a tus pequeños, “aquellos “ por quienes has decidido dar tu Vida ahora…”

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